El autoelevador contrapesado

El autoelevador contrapesado recibe su nombre del gran contrapeso de hierro que incorpora en su parte trasera. Pertenece al tipo de cargadores en voladizo, lo que significa que llevan la carga por delante de su punto de apoyo.

El funcionamiento de este tipo de autoelevadores se basa en el principio de la palanca de primer grado, en la cual un peso llamado potente es capaz de elevar otro peso llamado resistente (la carga), apoyándose en un punto intermedio denominado fulcro (punto de apoyo de una palanca).

Los autoelevadores contrapesados llevan su carga por delante de su punto de apoyo 

 

En los autoelevadores contrapesados, el peso potente lo constituye el conjunto de la máquina, que incluye el chasis, en cuyo interior se halla el motor, la transmisión, la bomba hidráulica y los demás dispositivos de control de la máquina. El contrapeso, normalmente atornillado al chasis en su parte trasera, y los ejes –de los cuales el delantero es el motriz y el trasero es el directriz, para maniobrar mejor con la máquina–, son también parte del peso potente.

El mástil, el tablero portahorquillas y las horquillas, aunque forman parte del autoelevador, se incluyen en el peso resistente, ya que se encuentran instalados por delante del centro del eje delantero, que es el que actúa como punto de apoyo o fulcro. El peso resistente lo constituyen tanto los elementos instalados por delante del punto de apoyo, como la carga que se ha de transportar.

¿Por qué es tan importante entender qué papel juega cada elemento en este sistema de palanca?
La razón es que las dimensiones de la máquina, su peso, el contrapeso y los demás elementos, definirán la carga nominal que el autoelevador puede manejar y elevar. Además, la distancia desde el mástil al centro de gravedad de la carga también influirá en su capacidad nominal; a mayor distancia, menor capacidad de carga.

En cuanto a su uso, los autoelevadores contrapesados, aparte de ser muy rápidos, son óptimos para trabajar tanto dentro como fuera del depósito –si bien son especialmente aconsejables para las operaciones en los exteriores, por su construcción y diseño–. Igualmente, se trata de máquinas idóneas para la carga de camiones, ya que por su parte delantera sólo sobresalen las horquillas.

A la hora de incorporarlas a una instalación, hay que tener en cuenta que la altura de elevación de estos autoelevadores suele estar limitada a 7,50 m y que el pasillo normal de trabajo adaptado a estos elementos debe estar entre los 3.200 y 3.500 mm libres.

 

Los autoelevadores contrapesados son ideales para trabajar tanto dentro como fuera del depósito

 

En este tipo de máquina el pasillo puede variar mucho, dependiendo de la carga y de la construcción, así puede darse el caso de llegar a necesitar pasillos superiores a los 4.000 mm, por lo que es preciso elegir la máquina más apropiada para cada instalación.

En cuanto a los modelos que se pueden encontrar en el mercado, una de las principales diferencias entre unos y otros, además de las características ya comentadas, es la manera en que se alimentan. Hay máquinas eléctricas impulsadas por baterías y también las hay térmicas, que funcionan con gas o gasoil.

Pueden presentar también diferencias en los tipos de mástil que incorporan, que se construyen en función de la altura de elevación y que pueden ser: dobles, con dos cuerpos telescópicos que se extienden desde que comienza la elevación; dobles con elevación libre total, en los que, a diferencia del anterior, el mástil telescópico no se extiende hasta que no ha subido completamente la horquilla; y triples, con tres cuerpos telescópicos.

Una última característica que puede variar de un modelo a otro es el tipo de horquillas utilizado, ya que hay máquinas que están dotadas de horquillas desplazables lateralmente y oscilantes para favorecer las maniobras al cargar o dejar los pallets.